25-XI-97: Madrugada


¿tienes dalgo que dicime? ¿tienes dalgo que dicir? quedes ehí mirando, quedes ehí paráu, quedes ehí mirando i quies que yo lo faiga todo, malditu seyas, fuera ye de día, quiero salir d’equi, quiero llegar a la puerta, i quiero ver la lluz quiero llegar a la… i quiero ver la lluz, quiero salir, salir d’equí, quiero llegar a la puerta ¿ónde tabes tú? ¿ónde coño tabes? ¿onde degorrios tabes?



Nacho Vegas y Ramón Lluís Bande.

Así sí, coño.

el señor que no comía yeso o como la leche, el cacao, avellanas y azúcar, salvaron su vida.


¿De dos o tres rebanadas?, es lo que le pasaba por la cabeza en aquel momento. Mientras el goteo era contínuo por aquel catéter. Dos o tres. Recordaba a Heisenberg, y el calor de los últimos días de curso. A los rayos de sol reflejarse en la incipiente calva de su profesor de química. Aquellos días en que Heisenberg le enseñaba que uno no podía conocer la posición y el momento lineal simultáneamente de una partícula dada. Y le gustaba. Le gustaba su libro de química que había aguantado todo el curso. Aquel forro roto, y las tapas resquebrajadas. Y la incertidumbre de conocer el significado de la incertidumbre. Y todo aquello le resultaba extraño y lejano. Triste y bonito ahora, que los rayos de sol se reflejan en su incipiente calva. Calva, marcada por no poder adentrarse en aquel mundo de la incertidumbre que tanto le gustaba, y, sin embargo, siempre marcado por el peso de la incertidumbre. Y en aquel momento, tuvo uno de los momentos más felices de su vida, su cerebro no procesaba nada más que aquellas viejas palabras, de aquellos días de verano, de pantalón corto, y paja en la boca. Del abuelo, y las vacas, de la bici, con ruedas y sin ruedas, del fútbol con porterías de dos piedras, o de la novia del pueblo, que a veces existía, y a veces no, y sobre todo, de su abuela, y sus sándwiches de nocilla. De dos o tres rebanadas. ¿Incertidumbre? Mi abuela sabía lo que se hacía.
En otro orden no coñazo de cosas, el cartel del Faraday es bueno bueno. Copón. Ya mañana, pongo 400 millones de enlaces con chorradas y esas cosas que suelen pasarse por el hojaldre cuando uno las pone (y con razón), que vuelvo a ser un ocioso.